Milf

Si eres capaz de estar todo un fin de semana realizando un cunilingus non stop (es fácil saber si es de calidad por ese temblor de piernas al levantarse de la cama la otra persona) piensas que eres la polla. Que con las de tu edad o más jovenes, uno ya no puede aspirar a más.
Buscas otros placeres divertidos aunque dificiles de compartir (tampoco se debe imaginar algo demasiado hardcore que incluya bestiario de granja o maquinas con valvulas hidromecanicas) por eso, cuando son las doce de la noche de un viernes y la cena de amigos con una Milf, pasa a un termino en el que el sexo masculino impide que el hombre orine de manera natural y a su cabeza aparezca una imagen de Jim Carrey haciendo equilibrios para mear en "Yo, yo mismo e Irene"; todo eso junto en la neurona masculina dice: Hoy toca follar a lo grande!!!
Copas varias y directos al plan.
Un hogar donde se ve todo arreglado y limpio, un pisito pequeño pero coqueto y zasca!. Te enseñan la habitación de los niños.
Un hombre hecho y derecho, tal vez saldria corriendo, pero la leyenda urbana sobre las Milf's pesa como una losa (ademas tampoco son un hombre a tomar como ejemplo).
El estereotipo es básico.
Buen fisico, rubia o mechas, buenas tetas y no esconden su fisonomia. Por otro lado casi siempre son separadas, pero lo dicho, casi.
Uno se imagina que una mujer de unos diez años más que tu , entrada en los cuarenta y con hambre de varón tiene que hacerte daño del bueno en la cama.
Que esos shorts que me lleva cuando va a buscar a su hijo junto a una camiseta de lentejuelas con el dibujo de un corazón, te puede destrozar.
Pero cuando has hecho las una y mil maravillas y te das cuenta de que eres un polvo rapido la cosa cambia.
Y es que consolarse aunque sea pensando en el hombre objeto que te has convertido no llena.
Ni tampoco llena que te diga medio dormida que no me marche a casa y que me quede con ella a dormir.

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