Sin duda
pasarse 8 horas al día encerrada en un habitáculo sin ventanas y en el que el único
cristal que tienes es el que te separa del gentío que va desfilando delante de
ti como una procesión hacia el funcionario, es para volverse algo loca.
No ayuda
mucho la jefa omnipresente que tiene justo a su espalda, más de una vez cuando
llega a casa juraría notar dos pequeños huecos en la nuca, donde sin duda han
estado posados los ojos de culo de vaso de la terrateniente del habitáculo.
Al no tener
ventanas, ni en el lavabo; el único aire que puede servir para desviar las
pestes internas es el aire acondicionado. Y digo desviar en vez de airear
porque los olores corporales quedan allí encerrados hasta que sales por la
puerta.
Para joder
un poco más la existencia vital, su jefa tiene la sana costumbre de comprar
cremas para brazos y manos, que aunque con disimulo, no duda en aplicarse a
todas horas. Esperando que sus manos no se agrieten, esperando que los codos no
queden resecos y que sus brazos no sean flácidos.
Cada uno se
engaña como quiere, pero lo que no soporta es ese olor a coco que tiene la puta
crema, a veces dudo que con tanta mierda química que llevan esas cremas, fijo
que enciendes un mechero y explota.
Por su
parte, a modo de contrataque birlé descaradamente de casa de mi madre una
colonia, una tal light blue o blue light. No lo se ni tampoco me importa
demasiado. Solo sé que el olor que dejo le provoca que arrugue la nariz a gesto
de desaprobación. Y eso, la primera vez que lo hizo fue su perdición, ya tenía
un pequeño, minúsculo e insignificante punto flaco para darle en sus costillas anímicas.
Al lado del
pc tengo unos pequeños altavoces conectados a mi IPod.
La perra de
la jefa no le dejaba de tocar los ovarios con que eso de poner música, no le
gustaba.
Yo lo bajaba
un poco, pero ella no tardaba en volver a decir que así no se podía trabajar
con eficiencia.
Lo dudo,
ella trabajaba como si tuviera un palo de fregona en el culo y todo hay que
decirlo, tampoco lo hacia del todo mal. Y es que en este mundo que dos personas
se entiendan es de lo más difícil.
Le tocó el
coño de una manera poética hasta el día que la operaron y le hicieron el puto
paquete deluxe.
El paquete
deluxe que le otorgaron fueron unas magnificas tetas nuevas acompañadas de la extirpación
de las mamas como de la matriz, todo cortesía del cáncer.
Así que si
alguna vez se cruzaba con un conocido que le venia a decir como de vacio se
sentía en estos tiempos depresivo, le hubiera pasado el video de su operación y
extirpación para que supiera de lo que estaba hablando al decir que se sentía
vacio.
El desfile
de gente era algo rutinario pero mantenía la mente ocupada.
Su madre había
ido al mercadillo y le compró una camiseta, sin duda pensando que aún tenia sus
tetas naturales, por lo bajo le iba una
talla menos. Pero como había quedado con ella para ir luego a comer, no quería
que pensara que no le gustaba.
Joder es mi
madre, saco un ser del tamaño de un melón por donde casi ni le cabía la polla
de mi padre.
Volviendo al
desfile juraría que todos están siguiendo el compás de las canciones que suenan
en mi IPod, ahora Proud Mary de la Creedence.
Los sujetos
del desfile son siempre curiosos.
Tenemos al
malo malote lleno de tattos que no desperdicia oportunidad para lucir bíceps y
tatto a la vez, luego al guaperas pijo, y a ese chico que siempre tararea una
canción y que parece que no va con él. Patosillo y algo guapo es.
En el IPod
suena Fortunate song y lo subo un poco más.
Lo bueno de
no tener nada dentro, de manera literal, es que la capulla de tu jefa ya pasa
de mi con lo de la música, así que cuando suena Nirvana y su Rape me, lo subo
todavía más.
El patosillo
parece tener la cabeza en Venus a la vez que olisquea el aire.
Dos mio, que
manera más burra de rebelarse con esto de la música.
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